Como agradecimiento a la ayuda que le prestó en el pasado, Gabriel accede a investigar el asunto. Así descubrirá que la fallecida poseía un cuadro idéntico al que Julian vendió recientemente, y casualmente -o quizás no- lo adquirió en la misma galería parisina que Julian. Gabriel sospecha que hay una red de falsificadores introduciendo réplicas de obras de grandes maestros y que descubrirlo le costó la vida a la mujer, además de poner a su amigo en el punto de mira de los traficantes. Por eso, aunque se había propuesto abandonar su antigua vida, Gabriel ideará un plan para descubrir a los responsables.
Aunque esta novela supone el inicio de una nueva etapa en la trayectoria de Gabriel Allon, que trata de llevar una vida tranquila en Venecia junto a su esposa e hijos, el autor se ha ocupado de que no pierda facultades en este nuevo thriller con tintes de libro de viajes. Eso lo convierte en una buena ocasión para descubrir las aventuras de este peculiar personaje sin necesidad de haber leído las entregas anteriores.