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El hecho de que el cuerpo presentara lesiones que la propia víctima no podría haberse causado lleva al investigador a la conclusión de que no se trata de un suicidio, sino de un ajuste de cuentas. La viuda, a quien Vila también conocía, le confiesa que desde que su marido se jubiló venía haciendo "chapuzas" para sacar un sobresueldo. Al mismo tiempo, los datos del teléfono móvil del difunto revelan que mantuvo frecuentes comunicaciones la víspera de su muerte con dos números que no corresponden a ninguno de sus familiares. Uno de ellos llevará a Vila y su gente a trasladarse a Barcelona para investigarlo, mientras que el otro resulta pertenecer a otro Guardia Civil que está siendo objeto de investigación por el Servicio de Asuntos Internos de la Benemérita, lo que obligará a Vila a lidiar en varios frentes al mismo tiempo.
Esta novela viene a confirmar lo que venía sospechando desde hace tiempo: la consolidación de Arnau como personaje en las novelas de Bevilacqua. Por lo demás, no defraudará a ningún incondicional de la serie. Sólo cabe advertir que para mayor disfrute de su lectura se debería leer previamente "La reina sin espejo".