miércoles, 30 de julio de 2025

La constante picassiana (Jordi Sierra i Fabra)

En la cuarta entrega de su serie y por primera vez, la periodista Magda Ventura no se plantea como reto esclarecer una muerte, sino un robo. Esta vez su investigación la lleva a la City, donde un hombre ha sido arrestado acusado del robo de nada menos que siete cuadros de Picasso pertenecientes a un coleccionista privado. El sospechoso afirma tener una coartada para el momento del robo, pero una cámara lo filmó cerca del lugar de los hechos un par de noches antes. Eso y sus antecedentes bastaron para que la policía lo detuviera y registrara su domicilio, donde se encontró un plano de la casa allanada. También se hallaron datos de varias galerías de arte, una de ellas afincada en Barcelona.

Tras hablar con varias personas cercanas al supuesto ladrón y con la idea de un reportaje sobre el robo de obras de arte en mente, Magda regresa a Barcelona con la intención de hablar con el dueño de la galería. Cuál será su sorpresa al enterarse de que el sujeto falleció la víspera de su llegada desde Londres. Al parecer, una caída accidental en la bañera resultó en un golpe fatal en la cabeza. ¿Demasiada coincidencia?

Mientras medita sobre el tema, la periodista recibe una llamada de la directora de su revista. Un acaudalado hombre de negocios requiere los servicios de Magda. Al parecer, su hijo menor se habría suicidado saltando desde una azotea. La policía no ha podido determinar si fue o no algo intencionado. Por eso el magnate hace a Magda una jugosa oferta: si logra esclarecer la muerte del joven, su revista será el primer medio de comunicación al que conceda una entrevista.

Como en las entregas anteriores, el autor hila hábilmente varias tramas en un solo relato: un robo de arte imposible, un dudoso accidente mortal y un supuesto suicidio. En definitiva, nada con lo que Magda Ventura no sea capaz de lidiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario