Al margen del caso, la pandemia y el confinamiento también pasarán factura a Manuela en lo personal: su hijo mayor y la actual pareja de la protagonista tendrán un desencuentro de tal magnitud que Manuela no tiene mas remedio que pedir al segundo que abandone la vivienda en la que conviven hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Este suceso también supondrá un quebradero de cabeza para la inspectora a lo largo del relato.
Como ya hicieran en Si esto es una mujer, los autores vuelven a ofrecernos un thriller donde el trabajo policial y la vida personal de la protagonista conviven en perfecta armonía. A ello hay que sumar el valor añadido de estar ambientado en unas circunstancias nada convencionales, lo que lo hace si cabe aún más recomendable.