Cuando el tren se detiene, la policía identifica y toma declaración a todos los pasajeros, incluido Reacher. Tras prestar declaración, un hombre se dirige a Reacher al salir de la comisaría. Resulta ser hermano de la fallecida. Observando que el hombre siente la necesidad de hablar con alguien sobre lo ocurrido, Reacher va con él a un local cercano. El individuo le revela que su hermana trabajaba en el Pentágono, aunque era personal civil y no militar. Allí manejaba asuntos de personal, nada de alto secreto. Como antiguo investigador, Reacher se siente intrigado: no se explica por qué la víctima viajaría cientos de kilómetros en coche desde su lugar de residencia hasta Nueva York para luego subirse al metro y suicidarse dentro de un vagón a semejantes horas de la noche. De modo que iniciará sus propias pesquisas al margen del trabajo policial.
Trece entregas después del inicio de la serie, el autor se mantiene fiel a su estilo y nos presenta un thriller con un protagonista viviendo al margen del sistema, esta vez narrado en primera persona. No defraudará a ningún seguidor de las aventuras de Jack Reacher y es tan buena ocasión para iniciarse con ellas como cualquier otra.