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Bosch y su compañera, con quien ya había trabajado en la División de Homicidios de Hollywood, reabren el caso de una joven asesinada en 1988 de un disparo en el pecho. En el interior del arma homicida, cuyo robo había sido denunciado poco antes del suceso, se hallaron restos de piel y sangre, que supuestamente llegaron allí cuando la corredera del arma hirió a alguien que la disparó. El análisis del ADN ha revelado la identidad del sujeto en cuestión, pero los detectives no pueden relacionarlo con la víctima ni con el escenario del crimen. Bosch tendrá que revisar a fondo la investigación original y remover cielo y tierra para dar con una pista que le conduzca a la resolución del caso, aunque ello suponga abrir viejas heridas.
Aunque no se trate de uno de los primeros casos de Bosch, sí es el primero en su etapa en la Unidad de Casos Abiertos, de modo no conocer al personaje no será un problema para disfrutar de su lectura.