De esta forma, el autor plantea un duelo entre los protagonistas de sus dos últimas obras. Quienes ya los conozcan sabrán que la cosa promete. El asesino ha sido lo bastante hábil para borrar su rastro hasta la fecha, cuando no puede contener el ansia de volver a matar dejando su firma característica en el rostro de sus víctimas. Al mismo tiempo, los investigadores del caso tendrán que sudar tinta para poder relacionar los crímenes y hallar una pista que señale una dirección concreta. Por suerte, contarán con la ayuda de otro personaje habitual en las novelas de Pérez Gellida y viejo amigo de Sara Robles: Ramiro Sancho.
Si bien las dos últimas novelas del autor no guardaban estrecha relación entre sí, Nos crecen los enanos supone un cruce en las trayectorias de sus protagonistas. Aunque a diferencia de sus primeras obras no conforman una trilogía con un título propio, su lectura previa es más que recomendable.
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