viernes, 31 de enero de 2025

La conjura de los suicidas (Petros Márkaris)

La decimocuarta entrega de la serie protagonizada por el comisario Kostas Jaritos nos traslada a Atenas en el año 2021, cuando la pandemia de coronavirus mantiene a la ciudadanía con una libertad de movimiento limitada a fin de minimizar los contagios. El protagonista lleva una vida más o menos tranquila, disfrutando de su tiempo libre visitando siempre que puede a su único nieto. Todo eso cambia cuando un hombre de noventa años decide quitarse la vida y deja junto a su cadáver una carta en la que insta a la ciudadanía a movilizarse contra las medidas que mantienen cerrados los establecimientos comerciales y hosteleros. Apenas se inicia la investigación, la carta, cuya única copia obra (supuestamente) en poder de la policía,  llega a las redes sociales. Los superiores de Jaritos temen que el caso que le ocupa acabe convirtiéndose en una tendencia y le instan a localizar al responsable de la filtración.

Por desgracia, los peores temores del protagonista se confirman. En cuestión de días tienen lugar suicidios de otras personas de edad avanzada y todas habían escrito una carta que acaba publicándose en las redes sociales, a pesar de que los agentes habían requisado la copia original en la escena del crimen en cada caso. Ese factor lleva a Jaritos y su equipo a la conclusión de que no están ante casos aislados, sino frente a un movimiento organizado. Mientras, el mensaje subyacente se extiende como la pólvora y comienzan a llevarse a cabo protestas contra las medidas restricitvas, aunque por suerte de manera pacífica.

Como viene sucediendo en las últimas entregas de la serie, Jaritos debe trabajar duramente para sacar adelante su labor policial y su vida familar, tareas a las que ha de sumar la constante presión de sus superiores que sistemáticamente le exigen información del estado de la cuestión en un asunto tan grave como para plantearse endurecer las ya de por sí restricitvas medidas en materia de salud pública. 

1 comentario:

  1. El comisario Kostas Jaritos suda intentando arrancar el supermirafiori semi-nuevo que debería llevarlo al aeropuerto. Petros Márkaris, el escritor que inventó su nombre, apellido y circunstancia, observa su agobio desde un café. Calcula la ruta más práctica sin perder de vista la coyuntura; Julio, viernes, hora punta, Atenas. Márkaris decide que Jaritos, su personaje más célebre, coja un taxi, la única posibilidad de llegar a tiempo para coger el vuelo a Barcelona. El escritor, sin perder el distanciamiento, viajará algunos asientos más atrás en el mismo avión.

    El comisario Jaritos estuvo a punto de llegar a la lucha grecorromana con Adrianí, su mujer, empeñada en acompañarlo al viaje oficial que retrasaba las vacaciones. La promesa de ir a Patmos se desvanecía. Patmos, la isla donde empieza el apocalipsis en el nuevo testamento y donde San Juan Evangelista se la meneaba en una gruta, en un verso del Montalbán más culterano, “El viajero que huye”, es la misma a la que Pepe Carvalho “no debería haber vuelto” después de la luna de miel con Muriel, su exmujer. https://todoloquesesobrepepecarvalho.blogspot.com/

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