Como la propia cubierta del libro adelanta, Eva es una aventura de Lorenzo Falcó. En la segunda entrega de su serie, el espía creado por Arturo Pérez-Reverte cumplirá una misión fuera de España, en concreto en Tánger. Su objetivo será recuperar un cargamento de oro alojado en la bodega de un barco atracado en aquel puerto. El superior inmediato de Falcó, conocido como el Almirante, considera que es el candidato idóneo para el encargo, tal vez por su paso por la Academia Naval, aunque quienes hayan leído su primera aventura sabrán que el protagonista tiene más de pirata que de marino.
Por si el encargo no fuera una tarea lo bastante complicada, el tiempo juega en contra de Falcó: el buque en cuestión, de bandera republicana, dispone de un tiempo limitado de permanencia en puerto neutral. Cuando se aleje de la costa, un destructor del bando nacional tiene órdenes de hundirlo con o sin su preciada carga. Y como remate final, tres agentes enemigos se encuentran a bordo del navío para custodiar el oro. Uno de ellos es nada menos que Eva Neretva, con quien Falcó tuvo sus más y sus menos en su primera aventura.
La sabiduría popular dice que segundas partes nunca fueron buenas, pero sin duda estamos ante una excepción a esa regla. La lectura de la entrega anterior es aconsejable para ponerse en antecedentes y más aún cuando los personajes tienen cuentas que ajustar. En todo caso, incluso aquellos que no quedaron del todo satisfechos tras la lectura de Falcó se verán cautivados por Eva.
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