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Una vez en Boston, Jack estudia el caso y descubre que el marido de la fallecida había telefoneado al demandado el día de autos apuntando la posibilidad de que su esposa tuviera un ataque al corazón y preguntando si debía pedir una ambulancia. El médico le indicó que no lo hiciera y acudió personalmente al domicilio de la paciente. Una vez allí, confirmó el diagnóstico y fue con ella en la ambulancia hasta el hospital, donde falleció.
Jack propone realizar la autopsia a la fallecida a fin de obtener más información que pueda exculpar a su cuñado. El demandante no pone objeciones; en cambio, su abogado amenaza a Jack con acabar con él si realiza la autopsia. Lejos de hacerle desistir, la amenaza consolida la decisión de Jack de llevarla a cabo.
En esta ocasión Robin Cook nos ofrece un thriller legal, algo distinto del tipo de historias que suele protagonizar Jack Stapleton, pero no por ello menos interesante.
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