Escrita en 2018, esta novela es la sexta protagonizada por Sebastian
Bergman, colaborador asiduo de la Unidad de Homicidios de Estocolmo. Por
primera vez en el transcurso de la serie, no es el equipo de investigadores de
la capital sueca quien requiere sus servicios, sino que será invitado a
colaborar en un caso por la policía de Upsala. Allí se han producido tres
violaciones en un corto espacio de tiempo. En los tres casos las víctimas
habían sido drogadas y cuando despertaron llevaban un saco de tela en la
cabeza, lo que apunta a un violador en serie. Mientras Sebastian trabaja en un
perfil del sujeto, se produce una cuarta agresión, pero esta vez la víctima es
hallada muerta. Eso llevará a la policía local a solicitar la ayuda extra de la
Unidad de Homicidios, que por primera vez actuarán como asesores en lugar de
dirigir la investigación.
En lo personal, casi todos los protagonistas han sentado la
cabeza y llevan una vida sentimental más o menos estable. Solo Sebastian
atraviesa un momento delicado, tratando de ganarse el afecto de una hija adulta
de cuya existencia sabe desde la segunda entrega de la serie (Crímenes duplicados).
Ocho años después del inicio de la serie, los autores han
conseguido mantenerse fieles a su estilo en el aspecto procedimental del relato
y enriquecer la vida sentimental de sus personajes. ¿Residirá ahí la clave
su éxito? El tiempo y los lectores lo dirán.
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