Fiel al compromiso asumido en el epílogo de Reina Roja, Juan Gómez-Jurado recupera a los que se han convertido en sus personajes más populares: Antonia Scott y Jon Gutiérrez. Aunque los hechos acontecidos en su primera aventura estuvieron a punto de costarles la vida, este peculiar dúo vuelve a la acción cuando el enigmático personaje apodado Mentor les encomienda un nuevo caso.
Su misión será localizar a la mujer de un confidente ruso afincado en Marbella que colaboraba con la policía en la lucha contra el blanqueo de capitales. El sujeto en cuestión fue hallado muerto en su casa con un disparo en la cabeza, lo que apunta a una ejecución. Por su parte, su esposa fue vista por última vez en un centro comercial donde tuvo lugar un tiroteo. Cuando el dúo protagonista llega al lugar de los hechos, Antonia no tarda en deducir que la joven sobrevivió al suceso y cómo huyó de la escena del crimen, a pesar de que la policía local no ha podido hacer avances en ese sentido. Por desgracia, tal descubrimiento no les valdrá el favor de quienes dirigen la investigación, de modo que Antonia y Jon tendrán que valerse de sus propios recursos para llevar a cabo su misión.
Pero eso no es todo. Cuando el líder mafioso que ordenó el asesinato del confidente y de su esposa descubre que la joven sigue viva contratará los servicios de una enigmática asesina a sueldo para rematar el trabajo de la que apenas se sabe nada salvo su apodo: Loba Negra.
Un año después del inicio de la serie ve la luz su segunda entrega, un thriller psicológico tan recomendable o más que el anterior, poniendo en duda el viejo dicho segundas partes nunca fueron buenas. Por el contrario, esperemos que en un futuro próximo sí se cumpla el también popular no hay dos sin tres.
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