Muchas cosas han cambiado en la vida de los miembros de la Unidad de Homicidios de Estocolmo desde su último caso (Muertos prescindibles). Progresivamente, su trabajo les va pasando factura en más de un sentido: uno de ellos resultó herido y por ello se encuentra alejado del servicio; otro se ha visto obligado a acabar con la vida de dos personas y teme que pueda llegar a convertirse en un hábito. Hasta el criminólogo Sebastian Bergman, que tan solo asesora al equipo de investigadores, ha visto cómo su propia vida corría peligro. Pero eso no será un obstáculo a la hora de investigar el crimen que les ocupará en esta ocasión.
La policía de una pequeña localidad minera solicita la colaboración de la Unidad cuando los cuatro miembros de una familia aparecen muertos en su casa. Todos han recibido disparos de escopeta desde muy corta distancia. El principal sospechoso es un vecino de la localidad al que las víctimas habían denunciado por practicar la caza furtiva, entre otros antecedentes penales. Sin embargo, el sujeto en cuestión tiene una coartada irrefutable, de modo que queda en libertad. A pesar de ello, Sebastian apuesta por mantenerlo vigilado: cree que está vinculado al crimen de un modo u otro. Pero cuando él y su compañera Vanja se disponen a registrar su domicilio, encuentran su cadáver. Al parecer, se suicidó con una escopeta de caza de su propiedad e igual a la empleada en el asesinato múltiple.
Buscando un nexo de unión entre ambos crímenes, la Unidad descubre un detalle en el primer escenario: unas huellas ensangrentadas que no pertenecen a ninguno de los fallecidos y que apuntan a que había una quinta persona en el interior de la casa. Registrando la zona, dan con ella: una niña, sobrina de la familia. Al parecer, el suceso la ha traumatizado hasta el punto de ser incapaz de hablar. Sebastian tendrá que ejercer como terapeuta más que como criminólogo a fin de ayudarla a superar lo ocurrido y conseguir su colaboración para identificar al asesino.
Repleta de acción y suspense, la cuarta entrega de la serie Bergman nos muestra el lado más humano del protagonista y al mismo tiempo la mella que la profesión policial hace en las vidas de sus compañeros.
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