Tercera entrega de la serie protagonizada por la inspectora Camino Vargas. La historia nos traslada nuevamente a Sevilla, donde el Grupo de Homicidios encabezado por la protagonista se enfrenta a un nuevo caso. En esta ocasión la acción comienza con el hallazgo del cuerpo de una mujer en un campo de golf. Cuando la inspectora y otro miembro de su equipo se desplazan al lugar de los hechos descubrirán que a la víctima le habían sido cortados los pies. La mutilación unida al hecho de que el cadáver fuera abandonado en un lugar donde no tardaría en ser descubierto hará al equipo de investigadores plantearse la opción de enfrentarse a un asesino en serie. No solo eso, sino que no podrán evitar recordar el caso en el que unos meses antes perdieron a uno de sus compañeros (léase
Especie).
Mientras los agentes indagan el pasado de la víctima en busca de un móvil, el Grupo al completo es convocado a una reunión donde se les asignará un nuevo caso al que deberán dar prioridad. Se trata del secuestro del heredero de una de las mayores fortunas de Sevilla, una familia que resulta ser nada menos que la dueña de la empresa que construyó el campo de golf donde apareció la primera víctima.
En la tercera aventura de Camino Vargas la autora se mantiene fiel a lo visto hasta el momento, con el valor añadido de atar los cabos que quedaron sueltos al final de la entrega anterior, cuya lectura previa es más que recomendable.
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