Noveno libro de la serie protagonizada por el detective Harry Bosch. Tras el encontronazo que mantuvo con sus superiores al final de la entrega anterior (Ciudad de huesos), Bosch se ha retirado de la policía de Los Ángeles, pero eso no significa que vaya a dejar de ser detective: todo lo contrario, pretende dedicar su tiempo libre a seguir investigando aquellos casos que no pudo cerrar en su momento.
El ahora expolicía comienza esta nueva etapa de su vida reabriendo el caso del asesinato de una mujer cuatro años atrás. La víctima trabajaba para una productora de cine. Tres días después del suceso, mientras Bosch se encontraba en el lugar de trabajo de la fallecida interrogando a sus compañeros, un grupo de hombres armados irrumpió en el estudio. Se inició un tiroteo en el transcurso del cual murieron dos guardias de seguridad. El propio Bosch intervino disparando e hiriendo a uno de los atracadores, que lograron llevarse dos millones de dólares en efectivo. El dinero iba a ser utilizado en la filmación de una película.
Desde ese momento, el Departamento de Robos y Homicidios pasaría a hacerse cargo de todo el caso, incluyendo el asesinato que Bosch investigaba. Finalmente, la policía llegó a la conclusión de que la mujer asesinada tenía conocimiento de la entrega del dinero y puso en marcha el atraco, y que sus cómplices la eliminaron para no dejar cabos sueltos.
Ya habíamos tenido ocasión de ver a Harry Bosch investigando un crimen por su cuenta y riesgo en El último coyote, aunque en aquella ocasión se encontraba suspendido. En cualquier caso, tendremos ocasión de volver a verlo en activo tras su regreso al cuerpo de policía en Último recurso.
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