En esta novela, ambientada en la convulsa España de los años treinta, Arturo Pérez-Reverte nos presenta a Lorenzo Falcó. Se trata de un personaje muy peculiar. Tras ser expulsado de la Armada, donde alcanzó el rango de teniente de navío, se convirtió en traficante de armas. Más tarde será reclutado como agente por un sujeto conocido como el Almirante, que dirige el Servicio Nacional de Información y Operaciones (SNIO), con sede en Salamanca y supervisado por Nicolás Franco, hermano del Generalísimo. Sus misiones incluyen la infiltración, el sabotaje y el asesinato, tanto dentro como fuera de España.
En esta ocasión, Falcó debe afrontar una misión especialmente complicada: adentrarse en zona roja y dirigir una operación para liberar a un preso de la prisión de Alicante. Pero no será tarea fácil: en primer lugar, debe llegar hasta allí por sus propios medios. A ello hay que sumar el hecho de que no conoce a quienes deberá liderar en el asalto a la prisión ni está seguro de poder confiar en ellos.
A medida que se avanza en la lectura del libro es fácil que vengan a la memoria del lector recuerdos de otro personaje de Pérez-Reverte, Alatriste. Como aquel, Falcó es un exmilitar reconvertido en soldado de fortuna. Tampoco es honrado ni piadoso, pero los tiene bien puestos. Y ambos dan nombre a la primera novela de sus respectivas series, ya que el autor ha afirmado que el personaje tendrá continuidad en el futuro.
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