A pesar de no haber demasiadas pruebas físicas en el lugar de los hechos, los protagonistas no tardarán en encontrar hilos de los que tirar. En primer lugar, el padre de la víctima es de origen colombiano y sospechoso de narcotráfico, aunque nunca ha sido juzgado por ello. Al mismo tiempo, otra niña que acudía al mismo colegio que la víctima fue hallada muerta meses atrás no lejos de allí, aunque en ese caso todo apunta a que se trató de un suicidio. Y por si fuera poco, las fotos de la escena del crimen no tardan en empezar a circular por las redes sociales y convertirse en un fenómeno viral.
No es la primera incursión del autor en el género criminal (léase la serie de novelas protagonizada por Fernando de Zúñiga), aunque sí en el subgénero policíaco contemporáneo. Por otro lado, fiel a su estilo, la ciudad donde transcurre el relato también adquiere a su manera un protagonismo destacable. El resultado es una lectura más que recomendable. Espero que tenga continuidad y estemos ante el inicio de una serie de novelas.