Ganadora del Premio El Ojo Crítico de Narrativa en 1998, esta novela da comienzo a la serie protagonizada por Rubén Bevilacqua. En aquel entonces el protagonista ostentaba el rango de sargento. Aunque no se trata de su primer caso como investigador en la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, sí es en esta ocasión cuando se le asigna como ayudante a Virginia Chamorro, entonces guardia primera. La investigación les lleva desde Madrid hasta Mallorca, donde se harán pasar por turistas con objeto de esclarecer el asesinato de una joven de nacionalidad austriaca que fue hallada muerta en el chalé de la lujosa urbanización donde se alojaba durante sus vacaciones en la isla.
Cuando la pareja llega a su destino, las autoridades locales parecen tener un caso bastante sólido. La víctima murió a causa de sendos disparos en el cuello y la sien. El revólver utilizado fue encontrado en la misma casa, dentro de un cubo de basura, y en él se encontraron las huellas de otra mujer, que consta como arrendataria de la residencia y que ahora se encuentra en paradero desconocido. En realidad tan solo se espera que Bevilacqua y Chamorro hallen pruebas que confirmen la hipótesis de que la única sospechosa fue la autora del crimen. Sin embargo, Bevilacqua (o Vila, como acostumbra a hacerse llamar) descubrirá en la escena del crimen detalles que le llevarán a dudar de tal hipótesis, lo que le acarreará problemas con sus superiores.
Al tratarse de la primera entrega de una serie, no es necesaria la lectura previa de ningún otro libro para disfrutar de esta novela, tan recomendable como cualquiera de las que la han sucedido.
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